[m]other - Vinilo

Al canalizar toda la energía hacia una misma dirección, la fuerza crece de manera exponencial. En Veil of Maya se ponen en común las experiencias y el talento de cuatro grandes músicos —Marc Okubo [guitarra], Sam Applebaum [batería], Danny Hauser [bajo] y Lukas Magyar [voz]— para crear un sonido guitarrero cargado de grooves y acentuado por arrebatos de virtuosismo instrumental y catarsis vocal. Así, han conectado con una legión de fans y han logrado elogios de la crítica, además de 100 millones de streams hasta la fecha (inaudito para un grupo tan heavy como este). El vínculo que se siente entre los miembros de este grupo de Chicago es la clave de su séptimo larga duración, [m]other [Sumerian Records].

«Ahora estamos muy centrados en nuestros puntos fuertes», apunta Marc. «Estamos en momentos diferentes y tenemos las cosas más claras. Es un gustazo estar de vuelta».

«Cada uno ha tenido más control creativo sobre lo que hacía en el álbum», comenta Sam. «Nos tomamos el tiempo necesario para conseguir que todo sonara como queríamos. Es un sonido muy Veil of Maya».

Veil of Maya ha ido subiendo constantemente el listón de la música heavy al ir cada vez más lejos como grupo. En 2015, Matriarch entró en el segundo puesto de la lista Billboard US Hard Rock Albums gracias a «Aeris», «LeeLoo» y «Mikasa». Esta última lleva más de 25,4 millones de streams en Spotify hasta la fecha. En 2017, con False Idol volvieron al Top 3 de la lista Hard Rock Albums y «Overthrow» y «Doublespeak» lograron más de 8 millones de streams en Spotify. El disco también obtuvo muy buenas críticas en LoudWire, Substream Magazine, Metal Hammer e Invisible Oranges, donde se pudo leer «“False Idol” tiene el sonido inconfundible de Veil of Maya. Se distancia de sus discos anteriores, pero sirve de nexo de unión con su pasado». Por otra parte, giraron con Animals As Leaders, Upon A Burning Body, Chelsea Grin y Oceans Ate Alaska, entre otros. En plena pandemia, lanzaron «Outsider», «Viscera» y «Outrun».

Marc se mudó a Los Ángeles, donde encontró una nueva fuente de inspiración y un alma gemela en el productor Zach Jones [FEVER333, Poorstacy].

«Necesitaba un cambio de aires y L.A. era justo lo que necesitaba en ese momento», explica. «Nos ha gustado mucho trabajar con Zach. Probamos con una canción y el resto salió del tirón. Supo cómo ejecutar nuestras ideas desde un enfoque muy positivo e inspirador. Ha sacado lo mejor de nosotros y le ha dado un toque moderno, puliéndolo todo».

Tras compartir «Synthwave Vegan», el grupo presentó «Godhead». Un tema lleno de pulsaciones electrónicas amenazantes que daban paso a gritos guturales y riffs potentes y metódicos.

«Contamos una situación terrorífica desde la perspectiva de un tercero», aclara Lukas. «La instrumentación recuerda a un atraco o a un robo en un banco, así que suena como una invasión metafórica. No tienes control sobre lo que está pasando y sientes miedo. Esas son las sensaciones que transmite la voz».

En «Red Fur» la voz suena nítida rodeada de sonidos oníricos antes de que una oleada de grooves potentes den paso a una melodía muy pegadiza.

«Me convencieron para ir a un concierto de Rufus Du Sol», recuerda Marc. «Me inspiró muchísimo. Al día siguiente propuse que probáramos algo así pero llevándolo a nuestro terreno. De ahí el inicio electrónico».

«Está bastante anclado en la sociedad actual y en la dinámica interna de lo tóxica que puede ser», añade Lukas. «Mucha gente parece no estar contenta si no están haciendo daño a otra persona, ya sea a través de sus palabras o sus acciones. Hemos llegado a un punto donde resulta prácticamente inevitable».

Con fuentes de inspiración que van desde Nine Inch Nails a la BSO de E.T., «Mother Pt. 4» recoge las semillas del camino ya iniciado por la banda y lo lleva a niveles épicos.

«Existe la teoría de que los viajes espaciales son en realidad viajes en el tiempo», añade Lukas. «Esta música me dio un rollo a lo Interstellar. Me atraía mucho y decidí exponer esa teoría a través de las letras».

«Artificial Dose» pasa de un quejido cibernético a otro estribillo apocalíptico, acompañado por una distorsión atronadora.

«Está basada en una experiencia personal», explica Lukas. «Cuando te ves en una situación que sabes que no te conviene y lo único que puedes hacer es seguir avanzando, aunque en realidad te gustaría tumbarte y darte por vencido».

El viaje termina con «Death Runner». Una montaña rusa en la que los gritos atraviesan un riff avasallador repleto de armónicos para luego descender hacia el efecto hipnotizador del cello. «Dio el pistoletazo de salida al proyecto», comenta Marc. «Hemos probado cosas nuevas».

En resumidas cuentas, Veil of Maya están en su mejor momento.

«Esperamos que queráis escucharlo en bucle», concluye Marc. «Ojalá vayáis fijándoos en los pequeños detalles con cada nueva escucha y se vaya convirtiendo en una experiencia cinematográfica».

«Estamos en proceso constante de cambio y siempre estamos haciendo cosas diferentes», termina Lukas. «Es un honor seguir haciendo esto después de tanto tiempo».